El balance general de toda PyMES muestra dos tipos de estructura:
La primera de ellas, izquierda, enseña la clase y cantidad de bienes o activos que posee la compañía; es decir, muestra la estructura de inversión y en ella se reflejan activos corrientes, activos fijos y otros activos. La participación de cada uno de ellos dependerá del tipo de negocio o actividad a la que se dedique. Se debe recordar que, en las empresas industriales, los activo fijos muestran, en gran parte, la capacidad de producción que tiene el negocio y de ella dependerá exclusivamente el uso de los costos fijos. Un nivel óptimo de activos con un bueno uso de los mismos, deberá generar excelentes tasas de rentabilidad sobre la inversión además de reducir los riesgos operativos de la PyMES.
Todos los activos de la PyMES se habrán financiado con alguna combinación de deuda y/o capital. Esa combinación entre deuda y/o capital que ha servido para financiar los activos se llama estructura de capital de la compañía.
La segunda estructura que muestra el balance general representa la forma como la empresa ha financiado la adquisición de esos activos; es decir, pasivos corrientes o circulantes, pasivos a largo plazo y capital (patrimonio). Todo el lado derecho del balance corresponde a la estructura de financiación; sin embargo, de acuerdo al vencimiento de las obligaciones esta estructura presenta dos divisiones: 1) Estructura financiera de corto plazo y que corresponde a las obligaciones o compromisos de la compañía en un periodo menor o igual a un año, y 2) Estructura de capital o permanente donde se encuentran las obligaciones de largo plazo que ha adquirido la empresa y el patrimonio. Algunos autores también llaman a esta división capital contable. En teoría, un buen uso de la deuda puede originar incrementos en la rentabilidad del patrimonio favoreciendo a las expectativas de los accionistas, sobre todo cuando deciden apalancarse con deuda externa aún a sabiendas de que tal decisión originará mayores riesgos de tipo financiero.
Se ha mencionado en otros apartes el uso del apalancamiento. Pues bien, cuando la empresa se ha apalancado exclusivamente con aportes propios de los accionistas, entra a jugar papel importante el apalancamiento operativo. Por su parte, cuando la deuda entra a formar parte de la estructura financiera de la compañía aparecerá el apalancamiento financiero y éste aumentará cada vez que se genere nueva deuda originando mayores riegos para la empresa. Si la financiación proviene de capital contable a través de la emisión de acciones, el apalancamiento financiero disminuirá.
Enfocando el análisis a la estructura de capital, se puede decir que el uso de la deuda pude ser benéfica por las siguientes razones: a) Si la PyMES utiliza la deuda con el fin de lograr una estructura óptima de inversión, favorecerá a crecimientos en su producción y por consiguiente a un incremento en las utilidades operacionales cuando se incrementan las ventas de la compañía. b) Los intereses pagados por el uso de la deuda son deducibles de los impuestos, es decir, las leyes tributarias dan un incentivo por el uso de la deuda en su estructura de capital. Pero, ¿cuál es la estructura óptima de financiamiento? La respuesta es sencilla: aquella que maximice el valor de la inversión del empresario (llámese acciones, aportes o capital). Es función de la Gerencia Financiera encontrar esa estructura óptima en búsqueda del objetivo básico de financiación: buscar fuentes de financiamiento al menor costo posible.
Pero, ¿será menos costoso el uso de la deuda que el incremento del capital contable o patrimonio? Este interrogante se resolverá a continuación: En primera instancia, la deuda es menos costosa en virtud de que los intereses son deducibles de impuestos. En segunda instancia la tasa requerida de rendimiento sobre la deuda será menor que la tasa requerida sobre el capital contable debido a que el uso de la deuda trae consigo un menor riesgo financiero originado directamente en los derechos que legalmente tienen los acreedores sobre los activos y las utilidades de la compañía.
Deducción de impuestos por intereses: “El interés es un gasto deducible, produce ahorros en impuestos que reducen el costo componente de la deuda, haciendo que el costo de las deudas después de impuestos sea inferior al costo antes de impuestos”. Con el siguiente ejemplo se dará explicación a lo anotado por los autores J. Fred Weston y Eugene F. Brigham en su texto Fundamentos de Administración Financiera.
CASO: Se Requiere financiación por un monto de $10 millones de pesos par la ampliación de la capacidad instalada de una PyMES.
Se requiere para financiar una inversión un monto de $10 millones de pesos. Se va a suponer que el administrador financiero tiene dos alternativas de financiación para evaluar: Deudas o Patrimonio (emisión de Acciones). De decidirse por la deuda la empresa pagará una tasa de interés del 15%; en caso de decidirse por la emisión de acciones, la empresa, por lógicas razones, no tendrá costos financieros. Para evaluar las alternativas de financiación se tomará una tasa fiscal (impuestos) del 35%.
El siguiente es la estructura operativa del estado de resultados pronosticado.
Ventas o ingresos operacionales |
15.000.000 |
Costo variable |
9.000.000 |
Margen de contribución |
6.000.000 |
Costos y gastos fijos de operación |
4.050.000 |
Utilidad operacional UAII |
1.950.000 |
En cuanto a la estructura financiera del estado de resultados, esta debe ser diferente para las dos alternativas en virtud de existir dos fuentes distintas de financiamiento. El uso de capital propio no generará pago de intereses mientras que el uso de la deuda se verá obligado a cumplir con el costo establecido de financiación el cual será, para este caso, del 15%.
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CAPITAL PROPIO
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DEUDA
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Utilidad operacional |
1.950.000
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1.950.000 |
Intereses |
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1.500.000 |
Utilidad antes de impuestos |
1.950.000 |
450.000 |
Impuestos |
682.500 |
157.500 |
Utilidad neta |
1.267.500 |
292.500 |
Como se puede apreciar, existirá un mayor beneficio con la financiación a través de la emisión de capital propio. Sin embargo, es importante analizar los siguientes aspectos cuando se utiliza una u otra fuente de financiación:
DEUDA: 1) Los intereses en la opción deuda asciende a $1.500.000; 2) Se pagará un impuesto por $157.500.
PATRIMONIO: 1) No hay pago de intereses. 2) Se pagará un impuesto por $682.500.
Al mirar el efecto tributario en los dos posibles escenarios, se notará que: a) cuando se utiliza capital contable, la empresa deberá pagar un mayor impuesto producto de unas mayores utilidades, exactamente $525.000 más que cuando se utiliza deuda. b) cuando se utiliza la deuda como fuente de financiación, la empresa se ahorraría $525.000 en el pago de impuestos; si este ahorro se resta al monto de los intereses, su flujo neto de caja sería una salida de $975.000.
Al utilizar el apalancamiento financiero, este ahorro produce una disminución en el costo de la deuda: del 15% antes de impuestos pasa al 9.75% después de impuestos, lo cual se demuestra de la siguiente manera:
Deuda $10.000.000
Monto de intereses $ 1.500.000
Menos beneficio tributario $ 525.000
Costo real de la deuda $ 975.000
Tasa de deuda después de impuestos: = 9.75%
o, de otra manera: 15% (1-35%) = 9.75%
La diferencia en las utilidades ($975.000), para este caso, es igual al costo real de la deuda después de impuestos ($10.000.000 x 9.75%). No obstante, es necesario tener en cuenta que el empresario siempre estará atento a obtener una tasa igual o mayor a la tasa de financiación. Cabe anotar que al no utilizar la deuda quien asume el riesgo será el empresario. En la presente situación, el empresario invirtió un capital de $10 millones de pesos y obtuvo un 12.68% de rentabilidad. En el otro escenario, el empresario obtuvo $292.500 de utilidad a costa del riesgo asumido por el prestamista.
En teoría y en términos de rentabilidad (%), la segunda situación (deuda) es la más favorable para el empresario pues su patrimonio o capital contable será menor que aquella en la que existe la necesidad de incrementar el número de acciones para poder acometer el proyecto de inversión. Sin embargo, es la aversión al riesgo quien será la encargada de decidir por la mejor opción; existirán empresarios amantes de la aventura y decidirán colocar sus propios recursos. Otros, con menor exposición al peligro decidirán buscar financiamiento externo a costa de obtener menos utilidades y pagar menos impuestos. En fin, depende del lado que se vea la situación podrá favorecer a uno u otro comportamiento. Lo importante es tener en cuenta el beneficio tributario que ofrece el uso de la deuda
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